SONETO
El poeta no muere, se desangra
Por sus ágiles dedos pierde vida
Ganándole a la pluma la partida
Recorriendo el papel con sus palabras
Como el ave fértil que el aire labra
Buscando el árbol que su amor anida
Así el poeta con su mano herida
Deja el rastro donde percute el alma
Los versos uno a uno van rimando
Vagones de ese tren que no descansa
Rosario de poemas destilando
Y en ojos, afiladas como lanzas
Se clavan letra a letra suspirando
Hasta que el soneto su fin alcanza
marzo/abril 2010
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