domingo, 12 de diciembre de 2010

La Tribu Blanca (cuento)

LA TRIBU BLANCA



    El nacimiento de Michleke fue un error. No sólo por nacer en África, un continente que ya de por sí supone un handicap en el desarrollo de una vida, sino por el hecho de nacer negro. ¿Negro en África? ¿Y que hay de extraño? Se preguntarán. Pues sí, Michleke nació en una tribu de raza blanca en lo más profundo de la selva congolesa.


    Los Uit'ome, según algunos, provienen de una pequeña colonia de misioneros y monjas que llegaron con las primeras oleadas de exploradores para evangelizar aquellos territorios. Dicen que se cruzaron entre ellos dando lugar con el tiempo a una minoría que se ocultó en zonas inaccesibles quizás debido a la pudorosa necesidad de evitar el contacto con el mundo tras romper la castidad cristiana. Otros dicen que los Uit'ome son descendientes de una expedición de hombres (y mujeres) blancos que se perdió y que sobrevivieron como pudieron, dando lugar a un grupo endogámico aislado, aún hoy existente.


    El nacimiento de Michleke fue acogido en la tribu con recelo y su madre, una joven rubia, recién estrenada su pubertad, después de ser repudiada por el incuestionable contacto carnal con algún miembro de otra tribu de color, fue arrojada a los cocodrilos, según la ley imperante entre los Uit'ome. El negrito fue amamantado por una vaca doméstica y sobrevivió a pesar de su aparente débil naturaleza. Desde su más tierna infancia le fueron encomendadas las tares mas penosas y era tratado más como un animal de carga que como a una persona.


    Cuando cumplió la mayoría de edad, apenas catorce años, Michleke se fugó del poblado, recorriendo la selva durante varios días con sus noches, cruzando ríos y senderos infectados de alimañas hasta dar con una aldea de chozas de barro y boñigas de vacas. Sin conocer otra lengua que la de los Uit'ome, una especie de francés ya irreconocible, pudo darse entender y ganarse la confianza, no sin dificultad, de los Wasingo e integrarse realizando labores y aportando ideas que fueron bien recibidas por sus pobladores.


    Con el tiempo, Michleke se casó con una joven Wasingo quien tras un embarazo bastante tormentoso dio a luz un niño, que ante la sorpresa general era de color blanco. Considerado signo de mal augurio, Michleke y su esposa fueron sacrificados para lavar la afrenta a los dioses. Sin embargo, por exigencia del hechicero, a la criatura se le permitió seguir con vida como símbolo del más allá, dándosele el nombre de Fanbimba  (mensajero del dios serpiente del río) Creció y siguió viviendo en el poblado pero siempre como alguien ajeno al grupo y al que nadie, excepto el hechicero, podía dirigir la palabra.


    La noche antes de la ceremonia de iniciación como corresponde al paso de niño a adulto, Fambimba se escapó de la aldea con algunos víveres y una lanza.


    Atravesando ríos y selva, Fambimba llegó a un poblado donde, ante su asombro, todos tenían su mismo color blanco. Lo rodeó e incluso llegó a cruzar su mirada con una niña rubia que lo observaba con curiosidad, pero siguió su camino perdiéndose entre la maleza.








Jerez 11 de diciembre de 2010

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