LA NOVELA INFINITA
Entre pitos y flautas llevo cinco años intentando terminar mi novela.
Los dos primeros años los pasé elaborando un guión sobre la idea que se me vino a la cabeza una noche de lluvia mientras conducía de regreso a mi casa. Llené folios y folios con esquemas y las mas variadas anotaciones que me fueran útiles a la hora de emprender la tarea.
Tengo el desarrollo prácticamente concluido. A él llevo dedicado unos tres años y me parece muy conseguido.
Los protagonistas son reales. Reales en el sentido literal de la palabra, o sea, un rey y una reina que pasan gran parte del día paseando y hablando de sus cosas por los jardines del palacio.
Por supuesto he incluido otros personajes secundarios y alguno de ellos van adquiriendo cada vez mayor protagonismo en la trama.
Pero el nudo de la novela se me atraganta como un hueso de pollo. No tengo manera de entrelazar las diversas historias paralelas que me van surgiendo y que se cruzan entre sí dando cada una de ellas argumento para escribir otra novela.
Ahora percibo hasta siete novelas-hijas que van brotando como yemas del árbol-novela principal y decido esbozarlas en hojas aparte para escribirlas más adelante.
Me he visto obligado a modificar el título en innumerables ocasiones porque no estoy seguro de que los protagonistas iniciales, o sea, los reyes, sean las figuras principales. Es más, ni siquiera sé si son importantes y deberían pasar a ser personajes secundarios.
Lo peor es que cada personaje de cada novela-hija a su vez me incita a nuevas narraciones.
Voy por el capítulo trece y acaba de surgir un elemento muy interesante: Un abogado que acaba de conocer a un bella azafata y su amor lo transporta a Pakistán, país del que es natural su amada. Creo que aquí hay tema para otro relato independiente.
Recibo una carta. Mi editor me ha dado el ultimátum. Me ha concedido solo tres meses para entregar la obra. Esta circunstancia me inspira un buen tema para otra novela: Un novelista que nunca concluye su novela. Y así, empiezo a diseñar con estos mimbres el desarrollo de este argumento.
Me acabo de quedar sin papel. Me acerco a una imprenta y el dependiente, un hombre jorobado y con malas pulgas, es un tipo curioso. Habla muy deprisa y tiene un tic que le hace mover media cara y la oreja. Me vendría bien para incluirlo en mi novela.
¿Pero en cual?
Jerez, 26 de noviembre de 2010
Me alegro que tengas ya todo encauzado....
ResponderEliminarLa novela Mi Madre también tuvo 7 hijitos...
Gus